Y tú, ¿quieres jugar en la Real?
Y tú, ¿quieres jugar en la Real? Así comenzaba una de las historias que leí a Aintzane Encinas, y así comenzó la historia del equipo femenino de la Real Sociedad. Con esta invitación nacía un sueño que pronto se convertiría en realidad. En una convocatoria histórica, más de 100 jugadoras se presentaron en Zubieta, mostrando el entusiasmo y la pasión por el fútbol femenino en Guipúzcoa.
Ese ‘casting’ fue sólo el inicio de una larga y exitosa trayectoria. Tras él, la Real Sociedad participó por primera vez como equipo femenino en un torneo en Tolosa, marcando un hito en la historia del fútbol guipuzcoano, que hoy puede decir con orgullo que está a la cabeza de toda España en el porcentaje del número de licencias de mujeres futbolistas, un 20% del total.
Desde aquel primer partido, han pasado 20 temporadas, 20 años en los que el equipo ha crecido, evolucionado y se ha consolidado como una referencia en el fútbol femenino español. Desde entonces, las chicas también se han vestido de txuriurdin, demostrando que el fútbol no entiende de géneros y sí de talento y pasión.
El camino no ha sido fácil, pero cada temporada ha sido un paso adelante hacia la igualdad y el reconocimiento del fútbol femenino. Gracias al esfuerzo conjunto de jugadoras, entrenadoras, dirigentes y afición, la Real Sociedad femenina ha logrado hacerse un nombre y continuar escribiendo su historia con letras de oro
El equipo femenino por fin es una realidad
El 19 de septiembre de 2004 es una fecha histórica en la Real Sociedad, ya que supuso el estreno del equipo femenino en una competición oficial. Fue contra el Amara Berri en categoría Regional, se jugó en el campo de fútbol de Martutene de San Sebastián, el resultado final fue de 0-11 para las txuriurdin y el once inicial que salto al campo estuvo compuesto por: Olatz Yerequi, Ainhoa Mateos, Evelyn Santos, Nahikari Etxaniz, Anne Mugarza, Ohiana Galdona, Aintzane Encinas, Itxaso García, Laura Gómez, Gurutze del Ama y Naiara Elgorriaga, con Iñigo Domínguez de entrenador. Redondo, Epelde, Estitxu, Egea y Larraitz estuvieron en el banquillo. Los goles los anotaron Laura Gómez (5), Naiara Elgorriaga (3), Evelyn Santos (1), Gurutze del Ama (1) y Aintzane Encinas (1).
Ni que decir tiene que la Real logró el ascenso a Segunda división, de la que un año más tarde, en 2006, dio el salto a Primera. Las txuriurdin se clasificaron para el playoff que daba la llegada a la élite y, aunque no lo lograron en los terrenos de juego, al ganar 0-2 al Rayco de Las Palmas, pero no pasar del empate a cero frente al Sporting de Huelva, la renuncia del Estudiantes de Huelva por problemas económicos trajo consigo la invitación para ocupar esa plaza.
El 10 de septiembre, con el Atlético de Madrid de rival, la Real debutó en Primera, categoría en la que costó celebrar la primera victoria, que no llegó hasta la novena jornada, por 0-1 en el campo del Transportes Alcaine. Quitados los nervios y la impresión de jugar contra las mejores, luego llegarían más triunfos y se lograría la permanencia.
La suerte de tener a Garbiñe Etxeberria
Garbiñe Etxeberria, nacida en Hernani, Guipúzcoa, lleva 20 años trabajando en la Real Sociedad, cuya sección de fútbol femenino no se puede entender sin ella. El protagonismo, como suele ser normal, ha recaído siempre en los entrenadores y en las futbolistas, pero su labor en la sombra ha sido muy importante para que el proyecto haya llegado a ser lo que es y gracias a ello las gradas del Z-7 de Zubieta se llenen con frecuencia y muchas más personas estén pendientes de lo que hace el equipo.
Garbiñe comenzó su carrera como jugadora a los 14 años en el equipo de su colegio, del que pasó al Oiartzun K.E., donde jugó de 1984 a 1996. Como capitana, llevó al Oiartzun a ganar la Liga Nacional en la temporada 1990/91 y dos Copas de la Reina (1987 y 1988). Simultáneamente, ejerció como entrenadora en las categorías inferiores del club. Ya se veía entonces que iba a dedicar toda su vida al fútbol femenino.
En 2004, Etxeberria se unió a la Real Sociedad como entrenadora del primer equipo femenino, para formar tándem con Iñigo Domínguez, logrando el ascenso a la Superliga en 2006. Un año después, en 2007, se convirtió en la primera mujer en dirigir al equipo en la máxima categoría.
En 2008, Garbiñe dejó su puesto de entrenadora para asumir roles de gestión dentro del club que eran muy necesarias para que la Real femenina continuase creciendo, como las de delegada y secretaria técnica. Desde 2017, es la directora deportiva de la sección femenina de la Real Sociedad. Bajo su liderazgo, el equipo ganó la Copa de la Reina en 2019, un hito histórico.
Garbiñe es reconocida como una pionera del fútbol femenino en Gipuzkoa y una suerte para la Real Sociedad.
Irene Paredes, una campeona del mundo de Zubieta
Irene Paredes es una de las futbolistas más relevantes en la historia del equipo femenino de la Real Sociedad, no tanto por el número de partidos que disputó, 89, sino porque es la que aún está teniendo la trayectoria más destacada a nivel individual, con el título del Campeonato del Mundo de 2023 encabezando un buen número de trofeos con la selección española, el Barcelona, el PSG y el Athletic de Bilbao, equipos en los que ha jugado tras salir de Zubieta.
La central legazpiarra, tras empezar en el Ilintxa de su pueblo y pasar por el Urola y el Zarautz, llegó a la Real en el verano de 2008 y, pese a contar con tan sólo 17 años, ya fue desde entonces una de las titulares habituales, lo que llevó a que sumase 27, 30 y 32 encuentros en tres campañas de muy alto nivel que, junto a una mejor oferta, pusieron fin a su etapa de txuriurdin, demasiado pronto para los intereses del conjunto gipuzkoano.
Paredes disfrutó de la consecución de la Liga 2015-16, la última que logró el Athletic de Bilbao, levantó también el trofeo de campeonas del campeonato francés con el entonces todopoderoso PSG, desde donde dio el salto al Barcelona, para poner su granito de arena en que sea el mejor equipo femenino del mundo, logrando varias Ligas, Copas y la tan ansiada Champions League.
Ya como azulgrana, aunque no olvidando nunca sus inicios en la Real, Irene estará siempre en la historia del fútbol español al ser una de las integrantes de la selección que logró el Campeonato del Mundo de 2023, también unos meses más tarde de la Nations League.
Adiós con lágrimas a Aintzane y Maialen
El 15 de mayo de 2017 fue uno de los días más emotivos en los 30 años de historia de Zubieta, ya que en el campo Z-7 dijeron adiós Aintzane Encinas y Maialen Zelaia, la primera y la sexta jugadora con más partidos en la historia del equipo femenino de la Real Sociedad. La primera de las dos era entonces la única ‘fundadora’ de la sección que seguía en activo.
Aintzane jugó y marcó en el primer partido oficial de la historia de la Real femenina, el 19 de septiembre de 2004, seguro que sin pensar ese día en que muchísimos después se iba a convertir, y con bastante diferencia, en la futbolista con más partidos con la camiseta txuriurdin, nada más y nada menos que con 344.
Referencia del equipo txuriurdin durante 13 temporadas, en las que luchó dentro del terreno de juego y también fuera en busca de una mayor visibilidad, entre otros muchos actos con su blog ‘20, mi pasión’, que junto a ‘Errealeko neskak’ de Ane Urkiri fueron las principales fuentes de información de un proyecto que, aunque fuese muy lentamente, inicio un crecimiento imparable y cuyas pioneras o referencias nunca conviene olvidar.
Ese mismo día sirvió también para decir adiós a Maialen Zelaia, sexta jugadora histórica, con 214 encuentros, que debieron ser muchos más de no ser por una grave lesión. La retirada de las dos donostiarras fue como poner el punto y final a una de las etapas más importantes de la historia del equipo femenino, por la consolidación del mismo gracias a un grupo de mujeres que defendieron los colores txuriurdin durante unas cuantas campañas, como Larraitz Lucas, otra de las emblemáticas, Maite Lizaso, Itziar Gastearena, Gurutze del Ama, Ainara Herrero, Evelyn Santos o Marina Agoues, entre otras.
Esas futbolistas y otras muchas quedaron marcadas por muchas entrenadoras y entrenadores, también por más personas que formaron parte de los cuerpos técnicos, sobre todo una que nos dijo adiós de manera muy dura y a la que todas siempre recuerdan con el cariño que se ganó: Juan Carlos Samaniego ‘Tximist’, un gran readaptador de lesiones y también de sentimientos.
Gonzalo Arconada, con él llegó la evolución
La llegada de Gonzalo Arconada al equipo femenino, después de que el técnico donostiarra siempre hubiese entrenado a hombres en los casi 30 años que llevaba en los banquillos, fue un momento clave para la evolución del proyecto de la Real con las mujeres, no sólo por la consecución de la Copa de la Reina en 2019, el único titulo de la sección en las vitrinas del Reale Arena, sino porque durante su estancia se produjeron una serie de importantes mejoras.
Arconada, que como decimos había entrenado siempre a conjuntos masculinos, entre ellos el Sanse y la propia Real, y cuyo anuncio oficial se hizo el 22 de noviembre de 2017, se quedó bastante sorprendido de la desigualdad en cuanto a equipamientos que tenía el equipo femenino para su día a día.
El paso del Z-1, donde dirigió las sesiones del primer equipo masculino, al Z-4 de hierba artificial, donde llevó a cabo la mayoría de las del femenino, fue para él un regreso al pasado. Entrenar en medio campo, con equipos inferiores masculinos, sin preparador específico de porteros, con los balones más viejos y un material escaso y caduco, además de otros aspectos, quedaron atrás a lo largo de su etapa, en la que se empezó a dar forma al profesionalismo que llegó después.
La etapa de Gonzalo Arconada trajo consigo el paso de los entrenamientos vespertinos, al estudiar o trabajar la gran mayoría de las jugadoras, a los matutinos, empezándose a ampliar las horas en Zubieta para unas chicas que, viendo que podían lograr la progresión que buscaban, aumentaron todavía más sus sacrificios para defender la camiseta txuriurdin.
El equipo femenino dio pequeños pasos adelante de manera continuada, también en consideración y visibilidad en el exterior, y el premio llegó con ese inesperado título de la Copa de la Reina de 2019, un logro que demostró que la apuesta por el fútbol femenino, que ya empezaba a crecer, estaba justificada.
Anoeta también se llena con las chicas
El crecimiento del fútbol femenino en los últimos años se demuestra en que los clubes, en nuestro caso la Real, han abierto las puertas a las chicas de los campos de Primera división que estaban reservados a los chicos, con la gran respuesta de ver muy buenas entradas e incluso llenos. Lo que era algo impensable para las pioneras que abrieron camino ahora es algo normal para las futbolistas que lo continúan.
El primer encuentro del equipo femenino en Anoeta fue el 13 de mayo de 2018 y la afición respondió con alrededor de 21.500 personas en las gradas. Futbolistas históricas como Larraitz Lucas, Maialen Zelaia o Aintzane Encinas se quedaron con las ganas de jugar en ese campo y ante tanta gente, algo que sí disfrutó Sandra Ramajo, otra de las referentes, y por supuesto jugadoras que siguen en activo como Ane Etxezarreta, Nerea Eizagirre y las ahora rivales Nahikari García, Leire Baños, Mariasun Quiñones e Itxaso Uriarte.
La experiencia fue tan positiva que en el curso siguiente se celebraron dos partidos, de nuevo con más de 21.000 mujeres y hombres. Uno fue el derbi y el otro el de semifinales de la Copa de la Reina que se terminaría ganando en Sevilla, tras superar al Atlético de Madrid ese inolvidable 11 de mayo de 2019.
El tirón del título se dejó notar en la siguiente ocasión en la que Anoeta se puso a disposición de las chicas, el 13 de octubre de ese mismo 2019, ya que se dieron cita 28.367 personas, el récord a día de hoy.
Como hemos apuntado y comprobado, jugar en el ahora llamado Reale Arena es algo ya felizmente normal para el equipo femenino, destacando de entre todos los encuentros que se han disputado el correspondiente a la Champions League 2022-23, con el Bayern de Munich como rival, y el de las semifinales de la Copa de la Reina de la pasada temporada, al haber posiblemente el mejor ambiente, siendo clave de la victoria contra el Atlético de Madrid y el pase a la final.
El primer título, de película con final feliz
La temporada 2018-19 arrancó con sonrisa, pero nadie pensaba que podía acabar con una muchísimo mayor. Las txuriurdin vencieron 2-3 en Tenerife y 3-0 al Málaga, para empatar luego en Logroño y superar al Sevilla, codeándose en los primeros puestos de la clasificación con los mejores equipos.
La Real alternó luego más triunfos, las primeras derrotas y algunos empates, antes de jugar la primera eliminatoria de la Copa de la Reina en Valencia, donde se impuso por 1-2 en la prórroga, tantos marcados por Kiana Palacios y Nahikari García. Recuerden bien estos nombres.
Las de Gonzalo Arconada volvieron a la Liga hasta que el 30 de enero llegó la segunda ronda, ante un Rayo Vallecano al que golearon 4-0 en Zubieta, donde ya en las semifinales empezó a haber un cosquilleo, que fue aún mayor cuando el sorteo deparó un enfrentamiento con el Sevilla y de nuevo en San Sebastián, decidiendo el club llevar el partido a Anoeta.
Casi 20.000 personas arroparon al equipo en el estadio, en el que la Real no dejó pasar la oportunidad y con un 3-1 se metió en la final, un hecho que se celebró como merecía y que supuso un nuevo paso adelante del club, por como se preparó esa cita hasta entonces sólo soñada. Para entonces, por cierto, el conjunto txuriurdin ya estaba en una racha positiva de 11 victorias, seis empates y solamente dos derrotas.
Una de ellas fue en la ultima jornada contra ya el campeón de Liga y con claridad Atlético de Madrid, que iba a ser el rival en la final de Copa y que contaba en sus filas con algunas de las mejores jugadoras del momento, como Lola Gallardo, Jenni Hermoso, Silvia Meseguer, Esther González, Amanda Sanpedro, Olga García y prácticamente todas las de la plantilla, sirva como ejemplo que la portera suplente era Misa Rodríguez. Sí, la ahora titularísima en el Real Madrid e internacional.
El favoritismo en el partido decisivo de Granada, evidentemente, era para el equipo rojiblanco, más aún cuando Esther puso el 1-0 en el marcador, pero Kiana Palacios igualó pronto el marcador. Nahikari García adelantó a la Real a la hora de partido y desde entonces todas las jugadoras de Gonzalo Arconada, arropadas por los varios centenares de seguidoras y seguidores que viajaron, hicieron un sobresaliente ejercicio de resistencia para hacer realidad un sueño que parecía casi imposible: la capitana Sandra Ramajo levantaba la Copa de manos de la Reina Leticia, una imagen que ha pasado a la historia, pero sobre todo un logro heroico en la trayectoria del equipo femenino.
El éxito fue tratado como se merecía al regreso de las campeonas a Gipuzkoa, con recibimientos en la Diputación y el Ayuntamiento, de nuevo con cientos de personas aplaudiendo el título, que las jugadoras pasearon por la provincia en una semana inolvidable.
De Iñigo Domínguez a Sánchez Vera
Natalia Arroyo ha puesto fin en este año del 20 aniversario del equipo femenino a cuatro temporadas como entrenadora del mismo, un tiempo que le ha permitido colocarse arriba del todo y con diferencia del ranking de técnicos más históricos. La catalana ha dirigido 137 encuentros oficiales, con un espectacular subcampeonato de Liga y otro de Copa de la Reina como logros más relevantes. José Luis Sánchez Vera tiene el difícil reto de superar esa cifra.
Natalia Arroyo fichó por la Real el verano de 2020, dejando su entonces profesión de comentarista por la vocación de entrenadora. Llegó con la difícil misión de relevar a Gonzalo Arconada, pero en su primera temporada ya logró un gran quinto puesto. El post de la misma fue muy complicado, ya que un buen número de jugadores históricas decidió salir del club, algo que finalmente no se notaría como podía parecer, al completar la renovada plantilla una Liga sobresaliente que le llevó al segundo puesto y la consiguiente clasificación para una Champions League en la que, nada más llegar, el Bayern de Münich fue demasiado rival.
Esa ronda en la élite contra las alemanas fue el principio de la cuesta abajo del equipo con la preparadora de Esplugas de Llobregat, ya que el puesto final en la Liga de ese curso 2022-23 fue el octavo, mismo que el del cuarto y último campeonato en el que ha ocupado el banquillo txuriurdin.
Natalia Arroyo ha sido la novena persona en dirigir al conjunto femenino de la Real, desde su creación en 2004. Iñigo Domínguez fue la primera, estando tres temporadas y sumando 81 partidos. Garbiñe Etxeberria le tomó el relevo el siguiente curso, con 26 encuentros. Después llegó Javier Garmendia, con 60 choques en dos campañas. Ese mismo tiempo estuvo José Manuel Etxabe, que se fue a los 67 partidos.
Unai Gazpio vivió el décimo aniversario, ya que se sentó en el banquillo de la temporada 2012-13 a la 2014-15, con 92 encuentros. Igor San Miguel estuvo las dos siguientes, una con un gran quinto lugar, para 62 choques. Juanjo Arregi sólo aguantó siete partidos en la 2017-18 y, tras estar provisionalmente Gorka Álvarez en tres, Gonzalo Arconada llegó para ser el penúltimo antes de Natalia Arroyo y sumar 80 encuentros, entre ellos la final de la Copa de la Reina ganada en 2019.
La catalana ha sido sustituida este verano por José Luis Sánchez Vera, que tiene el reto de volver a situar al equipo femenino cerca de los puestos europeos, sobre todo, y el de intentar luego acercarse todo lo que pueda o incluso superar esos 137 encuentros que puso como tope.
‘Izan’ y los tres formativos aseguran el futuro
La Real dio el gran paso de tener equipo femenino hace 20 años, pero afortunadamente en los últimos tiempos ha seguido avanzando en la estructura, con la creación de tres equipos formativos, para que las chicas hagan prácticamente el mismo camino que recorren los chicos hasta llegar al primer equipo, y la construcción actualmente del edificio ‘Izan’ en Zubieta, en el que
La Real estuvo desde 2004 y durante muchos años con un solo equipo, el profesional, al que las jugadoras llegaban directamente desde los clubes convenidos, cuyo avance también es digno de resaltar, pero en 2018 decidió poner en marcha un segundo equipo y lo acertado de la decisión ha quedado más que demostrado con el salto dado desde entonces por Elene Lete, Izarne Sarasola, Cecilia Marcos, Elene Viles o Nahia Aparicio, entre otras.
Además, para que la escalera fuese lo mejor posible para las jóvenes promesas de un fútbol femenino gipuzcoano que ha crecido una barbaridad, en 2021 se puso en marcha un tercer equipo y en 2023 uno de edad cadete. Por si fuera poco, la decisión de nombrar como entrenadoras de esos dos primeros conjuntos de formación a Aintzane Encinas y Sandra Ramajo, dos de las históricas, hace que las niñas tengan ahora más cerca que nunca los espejos en los que mirarse.
La estancia de cuatro equipos femeninos empezaba a demandar más espacio en Zubieta y la construcción a buen ritmo del edificio ‘Izan’, con un campo con una grada para 4.000 personas y un equipamiento vanguardista, con la tecnología más moderna aplicada al entrenamiento, gimnasio, comedor y todas las necesidades que requiere un fútbol que está creciendo muy rápidamente y en el que no conviene despistarse y quedarse atrás.